Por Gustavo Montilla
Frente a la resolución del COIRCO que pone un freno repentino a la obra de Portezuelo del Viento, lo importante es pensar y actuar con inteligencia. Reformular la estrategia para evitar un daño mayor para Mendoza.
Lo último que hay que hacer es dar rienda suelta a la iracunda verborragia irracional del enojo ante la pérdida de una batalla. El ex gobernador Cornejo, si bien nos tenía acostumbrados a los exabruptos prepotentes, hasta ahora no había mostrado toda la capacidad de daño de su incontenible irresponsabilidad.
La realidad, que ya se ha expresado ampliamente, es que la Nación no está financiando la obra de Portezuelo, sino está pagando una deuda histórica que tiene con Mendoza. Quién ató ese cobro a la realización de la obra de Portezuelo, fue Mendoza, por obra del ex gobernador Cornejo. Si ahora, por cuestiones de obligación de acordar con otras Provincias Argentinas, la obra se demora, lo que debería hacer Mendoza es desatar el cobro de la deuda de la realización de la obra.
La estrategia de Mendoza debe ser “cobrar la deuda”. Independientemente de la realización de la obra. Los mendocinos tenemos una lista muy larga de obras necesarias para mejorar la vida de los ciudadanos, que podríamos realizar con ese dinero. No sólo no tiene sentido, sino que es una muy mala estrategia, encadenarse a una obra, a costa de perder o demorar la posibilidad de cobrar una deuda millonaria.
Todo esto sin considerar que la provincia cuenta con la posibilidad de ejecutar el cobro, en cambio, no tiene la posibilidad de hacer la obra sin un mínimo acuerdo con las otras provincias involucradas.
Las irresponsables declaraciones de Cornejo, no hacen más que provocar un daño mayor a la provincia, sólo para satisfacer la necesidad de descargar la ira que le genera su frustración.